lunes, 2 de marzo de 2009

La magia de Miyazaki… en el mar

Ha vuelto el Miyazaki!!!! Ojalá pudiera uno entrar por una puertecita en la mente de este genio y ver el mundo a través de sus ojos, seguro que sería algo maravilloso.

Y gracias él también ya ha llegado Ponyo huyendo de su padre, al acantilado en el que está el hogar del pequeño Sosuke. Ponyo es un pequeño pez rojo, divertido y juguetón, donde es rescatado por el propio Sosuke. Su misión es convertirse en humano, tener pies y manos, y cenar todos los días jamón y leche con miel.
El padre de Ponyo es Fujimoto, un mago que odia a los humanos por el desprecio que estos profesan contra el mar y sus seres, y por las tentaciones que suponen para con su hija, que parece no tener en cuenta su destino como sirena. Además busca sin descanso el equilibrio en la naturaleza.

Hayao Miyazaki
vuelve a llenar la pantalla de imágenes y momentos espectaculares. Se pueden resaltar secuencias épicas con el mar como poder majestuoso, el constante costumbrismo lírico donde se pueden ver continuamente objetos cotidianos, la puerta representada entre la realidad y la magia representado por un túnel, las máquinas, etc. es pura belleza, poesía, ternura y alegría. Una película orgullosamente dedicada a niños y capaz de lograr mucho más que entretener y hacer reír a los adultos ( que para lo que se hace a día de hoy...), todo ello mediante magia y humanidad llevados hasta el extremo.

En Ponyo en el Acantilado nos encontramos con un cuento mágico que nos muestra la voluntad de la naturaleza intentando recuperar su equilibrio saboteada por la voluntad inquebrantable de una niña, que se enfrenta a su destino. De forma secundaria nos encontramos con la historia de una mujer que aguarda el regreso de su marido, en compañía de su pequeño.

En esta película el gran maestro de la animación tradicional, nos deja algunos de los detalles más emocionantes de su filmografía, como la navegación en un barco de juguete gigante sobre una carretera llena de dinosaurios marinos, la justicia de la madre de Ponyo a la luz de la luna, el grupo de ancianas amigas de Sosuke, a cual más especial...
Y como siempre, ayudada por la música, siempre inspirada de Joe Hisaishi. Para la ocasión se trata de una banda sonora preñada de efluvios wagnerianos (los mismos que antes a John Williams), y soluciones operísticas muy al hilo de la propia estructura de una película entrañablemente hermosa, y absorbente. Una cinta que parece estar diseñada para otro tiempo, para otros públicos, tan alejada de otras versiones de La Sirenita como la de Disney como próxima a los intereses estilísticos y argumentales de Ghibli.


Ponyo en el acantilado es, en fin, una película bellísima en cuanto a su forma, y adulta, además, dibujada para satisfacer a cualquier clase de público, y fundamentalmente a ese niño que todavía sueña con sirenas, magia y encantamientos.

Y brindo mi veredicto: creo que "Ponyo en el acantilado" es la mejor película de animación tradicional desde "El Viaje de Chihiro": la más valiente y la más imaginativa; Una película magnífica que debiera gustar tanto a los más pequeños como a aquellos adultos que los acompañan… sin olvidar que una vez lo fueron, aunque quizás no la vayan a disfrutar tantos debido a la campaña tan infantil realizada en nuestro país. 9/10